Después de
ver los resultados de las elecciones andaluzas, el Partido Popular de la
Comunidad Valenciana y el de Madrid estarán la mar de contentos. Con estos
resultados se consolida lo que ya ocurrió en Valencia en las elecciones
autonómicas pasadas: da igual que un partido político tenga imputados por
corrupción en su seno, a la gente les da absolutamente igual, i por tanto
siguen votando a los mismos. El clientelismo político extiende sus raíces, cada
vez más robustas, gracias al apestoso estiércol de la corrupción.
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